Las tablets, hoy en dia una nueva forma que tenemos para adentrarnos en la lectura, ya que por su facil transporte y la catidad de tiempo que pasamos "pegados" a una computadora, es mas facil que cualquiera quiera leer, tal vez el mayor incoveniente de estas nueva forma d eleer sea el como acceder a esta tecnologia, el costo elevado de estos aparatos dificulta que las personas puedan comprarlo, sin emabrgo la utilidad es mucha, ya que se puede usar para algo entretenido y productivo al mismo tiempo. Otro de los inconvenientes es que la vista se puede cansar facilmente, o generar algunas molestias por la cantidad de tiempo que pasas frente a ellos. pero para eso debemos ser responsables del tiempo que pasamos leyendo con ellos.
Mientras se consigue que la
lectura en pantallas sea más amable y nuestro cerebro se adapta a una lectura
continuada en pantallas, acostumbrado como está al papel los datos de lectura
de contenidos digitales señalan que esta tendencia va en aumento y, al
contrario de lo que se cree, en función del hábito de leer, estudiar y trabajar con el ordenador. La
evidencia es la cantidad de tiempo y uso que le dedicamos al ordenador y a la
red, tanto en el ámbito universitario como de trabajo. Antes que dispositivos
de lectura específicos como el Kindle, Papyre, iPhone, Sony Reader, iPad, etc.,
a día de hoy casi la mitad de los lectores que adquieren ebooks lo hacen para leer en el ordenador.
Las universidades y
bibliotecas no son ajenas a esta tendencia. Por una parte, las bibliotecas
están adaptando sus infraestructuras
a la digitalización. Por otra, las
universidades están ya en el proceso de digitalización de los textos (eTexts),
con los que ya trabajan estudiantes y profesores. El observatorio JISC, que se
dedica a la investigación del impacto, comportamiento y desarrollo de nuevos
modelos de negocio alrededor de los ebooks y libros de texto electrónicos,
concluye en su último estudio que el 64,6% de alumnos y profesores de las universidades del Reino Unido en las que han
lleva a cabo su investigaciónutilizan libros digitales. Ya en el 2008 el 53% de los
estudiantes con contenidos digitales sólo leían en la pantalla del ordenador.
Los datos de ese mismo año en nuestro país señalaban que el 51% de los estudiantes optarían
“frecuente o muy frecuentemente” por usar versiones electrónicas de los libros
antes que versiones impresas, frente al 32% que “a veces” prefieren los libros
electrónicos. Sólo un 17 % afirmaba que siempre usaba la versión impresa. En
ambos ejemplos, es muy posible que los porcentajes disminuyesen con estudios de
humanidades, donde la relación con el libro impreso es otra.
En Francia, un estudio señalaba recientemente que el 48% de los que ya han probado un ebook destaca la comodidad de la
lectura como una de las ventajas de este formato. El porcentaje es aún mayor
-73%- entre los que ya son lectores habituales de ebooks. Y el interés aumenta
a medida que se lee más, es decir, que se es un lector
habitual.
Nuevos hábitos.....nuevas formas de expresión.
Con estos datos está muy claro
que la lectura en pantalla va a ocupar cada vez más el lugar que antes lo hacía
el papel. En el ámbito de la prensa escrita ya hemos visto que está siendo así.
Determinado tipo de libro o género tardará más tiempo en ser leído en formato
digital, y una vez más los bestseller serán –ya lo son- la punta de lanza de
los ebooks; el lector de bestsller es el lector mayoritario de libros. Los
cambios están tan cerca que ya existen nuevas creaciones, quizá nuevos géneros,
que se adecuan a los nuevos soportes de escritura y de lectura. Tanto en
lectura online como para libros digitales. La característica que mejor define
un texto online es el hipervínculo. La lectura online no es lineal, es más
explorativa.
Sobre la lectura online podemos
ver diversos ejemplos de cómo un texto puede ser leído de un modo que facilita
su comprensión. Un buen ejemplo de ello es la edición online del Finnegans
Wake, de James Joyce; un texto de por sí difícil y que en su
versión en red favorece una lectura, precisamente, sin distracciones. Otro
ejemplo es una edición del Cándido de Voltaire, llevada a cabo por la
Biblioteca Pública de Nueva York. Un Cándido 2.0 para la lectura online en el que caben todo tipo
de comentarios, aclaraciones, relaciones, etc., siempre y cuando sean
pertinentes. Un texto social sobre el que se puede debatir, apuntar, compartir
relaciones, pero respetando el texto original del autor. Otra cosa son los
nuevos experimentos en los que la obra quede abierta por voluntad de su autor y
en colaboración con sus potenciales lectores. En las últimas jornadas de ANELE tuvimos ocasión de escuchar las interesantes
propuestas al respecto de Peter Brantley sobre la posibilidad de interacción y la
autoría o de Tíscar Lara
a propósito de las competencias digitales y el conocimiento abierto, más
enfocado a la educación.
Como es lógico, nuevas maneras
de escribir y de leer conllevan nuevos modos de interpretar y pensar: En
Portugal,José Afonso
Furtado, desde una perspectiva textual, desde una perspectiva más cercana a la filosofía con claras
influencias derrideanas, están profundizando en las consecuencias de la
hipertextualidad, los textos digitales, el metadato y cómo repercute no sólo en
la creación textual sino también en un nuevo modo de pensar y entender el
mundo, un nuevo mundo interconectado y multimedia que requiere una nueva
revisión hermenéutica. Aquí, desde una perspectiva textual o de lectura, Antonio Rodríguez de las Heras o José Antonio Millán, entre otros, también dirigen su mirada en
sus análisis a los cambios fundamentales que suponen tanto la lectura como la
escritura digital.
Lectura responsable
A partir de ahora podemos,
expectantes, observar hacia dónde se van a dirigir las palabras, en compañía de
qué otros modos de representar una idea o una historia. Hasta dónde va a llegar
el texto y cómo van a seguir afectando estos cambios a nuestra manera de leer.
En pantallas. El debate sobre el libro y su mística toma ahora un nuevo sentido cuando pensamos en las
posibilidades de la lectura y escritura en o para las pantallas. El “ruido” que
provocan las imágenes alrededor de un texto, las distracciones de un género
interdisciplinar, multimedia o sencillamente hiperanotado son sólo tales si el
lector no se compromete con lo que está leyendo. No es la primera vez que
sugiero que este tipo de lectura no lineal requiere de un lector más
responsable –más aún que lector de libros impresos-, que sepa conducirse
durante la lectura.
Las posibilidades de lectura
se han multiplicado. El tiempo que pasamos leyendo también, cualesquiera sean
los tipos de texto. El genial George Steiner ha escrito, en un alarde de
exageración aristocrática que a él se le puede permitir, que “los libros de
bolsillo no forman una biblioteca”. Me temo que si miramos con esa perspectiva
al futuro no vamos a tener ninguna biblioteca en casa y, sin embargo, nunca
vamos a dejar de leer.
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